jueves, septiembre 21, 2006

Sobre la sexualidad de las monjas

No acostumbro a hacer esto, pero esta vez me tocó. Ya hace más de tres semanas que no escribo nada nuevo, y aunque pensé en reciclar y poner algún escrito adolescente, me di cuenta de que no me gustan los escritos adolescentes, a menos que uno sea un genio precoz, tipo Rimbaud o Andrés Caicedo, o tenga la gracia de Buchi (referencia personal), no debería escribir. Pero lo que me molesta no es tanto la cuestión de la edad, sino la postura “irreverente” y la incapacidad de salir de lo autobiográfico.

Todo este ataque para decir que estoy en algo así como una parálisis creativa, que me llevó a escribir en mi frase de msn “más seco que coño de monja”, frase que me encanta por el poder evocador que tiene. No sólo los mares y las nubes y los paisajes pueden ser evocados. Pues sí, las ideas no están fluyendo y la pereza me está ganando y me siento seco, como el olvidado e inalcanzable órgano sexual de una monja.

Cada semana me llega un informe sobre el movimiento del blog, cuanta gente entra, a qué hora, de donde vienen, que idiomas hablan, y si llegan de un buscador, qué palabras clave escriben. Muchas veces han llegado cuando buscaban Whiskerias en Bogotá, otras cuando ponen relatos de prostitutas, y hasta alguno llegó cuando indagaba por la señora Alexandra Piraquive, y que a propósito dejó un comentario sobre lo bien que le fue al partido Mira en las últimas elecciones. Ahora podrán llegar personas que busquen por “coño de monja” o “coño seco” aquellas con problemas de lubricación. Y ya estuve demasiado gráfico para un solo post, así que mejor me pongo a escribir, que al parecer por fin asomó una idea. Adiós a la sequía. ¡Vivan los lubricantes!