sábado, abril 11, 2009

De música y leyes

Un reciente caso judicial me puso a pensar. Joe Satriani demandó a Coldplay por plagio. Según Satriani, o Satch, como lo llaman cariñosamente en los foros, la canción Viva la vida que da título al último álbum de Coldplay es una copia de If I could fly, de su autoría. La verdad tanto Coldplay como Satch me tienen sin cuidado, no me gusta lo que hacen, y pensar que alguien quiere copiar su música me repugna un poco. Pero sí me interesa el tema del registro musical. Indagando en foros encontré que en efecto las canciones son muy similares; casi idéntica estructura de acordes, melodías cercanas, mismo tempo (para los que no están familiarizados con el lenguaje musical, los músicos llamamos tempo, así, en italiano, al pulso o beat, aunque decimos que tiene implicaciones de carácter), y ambas bastante horribles. Algunos foristas se atrevieron a ir más allá y sugirieron similitudes con un tema de Los enanitos verdes, y otro de Cat Stevens, que aunque un poco más alejados, usan los mismos acordes y melódicamente son comparables. Y sí, en ninguna de esas cuatro canciones desaparece el elemento que las hace despreciables (habrá que leer la letra de Cat). Sin duda Satch quería hacer algo de dinero, y Coldplay recurrió al plagio para subsanar su falta de interés por hacer algo distinto a lo que han venido haciendo en sus últimos tres discos. Pero la pregunta es ¿a quien plagió entonces? ¿a Satch, a Cat o a los Enanos? O al inventor de esa progresión armónica, de esos acordes, de esas notas, del ritmo, que vendría a ser... ahhh, claro, la construcción cultural que como sociedad le dimos a eso que llamamos música, es decir a nadie y a todos.

Distingo dos tipos de problemática acá, por un lado la legal, aquella que vincula al autor de algo con su obra de manera perenne y pretende, a mi entender, que si algunos productos artísticos (ojo al lenguaje) son sospechosamente parecidos, deben pagar por eso; y por el otro lado, el problema de valoración del arte dentro de un mercado y sus implicaciones en el contenido del mismo.

Desde el punto de vista sonoro las dos canciones son totalmente distintas. La de Satch con una base de guitarra amplificada para sonar ochentera, la de Coldplay con un arreglo de cuerdas. La melodía principal (me gusta pensar la armonía en términos de melodía también) la hace la voz en la de los ingleses y en la otra una guitarra. Y bueno, podemos seguir así hasta darnos cuenta de que en realidad no hay ningún timbre que las una, están pensadas de forma muy distinta, tal vez las frecuencias correspondan, pero tener la altura como único parámetro determinante en el parecido de dos piezas musicales, no deja de ser inquietante. Es como si un cuadro fuera parecido a otro sólo por usar los mismos colores. Y utilicé la palabra sonoro, como si en lo musical hubiera algo más, y me pregunto ahora, ¿lo hay? Sí, al parecer sí, lo musical desde el punto de vista legal es lo otro, los acordes, las melodías, las notas, las convenciones que aceptamos para construir alrededor de ellas significados con lo que oímos. Pero entonces cual es el problema, ¿no son acaso un bien colectivo esas notas y esos acordes? ¿debemos cuidarnos de no inventar progresiones ya grabadas? ¿es eso posible?. Cómo harían entonces los que tocan blues, ¿inventar otra armonía a un género que se define desde un grupo de acordes y escalas, y que puede ser el mismo de canción en canción?

Creo que Satch está meando fuera del tiesto, pero también creo que en parte lo está porque la legislación que se ha creado para proteger la creación de los músicos no ha sabido hacia donde dirigir su fuerza coercitiva. Pero también veo que el problema es más amplío aún, y tiene que ver con el mercado, que ha forzado a ciertos músicos a quedarse con lo dado, con lo que ya se probó comercialmente y tuvo éxito. Mucha de la música que se escucha en la radio viene de esa fórmula del éxito, y la mayoría tiende a ser muy similar, pero son tantas las posibilidades que hay, aún dentro de ese estrecho marco, de que esos tres acordes suenen distinto, que me parece realmente desafortunado que se presenten casos como este, y más que un fallo judicial en contra o a favor de los implicados, lo que debería suceder es un veto del público, por aburrimiento.

Bueno, he estado ausente y me dio por escribir sobre esto, de alguna manera me culpo un poco por la ausencia, pero tengo cosas que debo digerir antes, y al parecer la comida estuvo pesada para este personaje que escribe. Creo que es hora de un buen laxante. Hasta la próxima.