jueves, diciembre 21, 2006

Little miss sunshine, una revelación












Ayer se agregó una película a mi lista de afectos cinematográficos. Se trata de Little miss sunshine. Una familia norteamericana común, digamos. El padre, un hombre con la ambición de convertir a su plan de nueve pasos para alcanzar la felicidad y ser un ganador, en el próximo éxito en ventas de la sección autosuperación de las librerías. La madre, una mujer trabajadora y respetuosa de la vida de los demás, que fuma a escondidas de su esposo y tiene el rostro algo cansado. Su hermano, gay suicida, experto en Proust, desilucionado de las relaciones y abandonado por la academia, donde muchas veces triunfa más la inteligencia para venderse que la inteligencia misma,una típica confusión contemporanea. El hijo, un adolescente con aspiraciones de altísima pureza espiritual, imbuído en un ambiente de vidas frustradas e ilusiones rotas, sumido en un voto de silencio alentado por la lectura de Nietzsche. La hija, una niña lindísima que quiere ser reina de belleza, y mira sin parar en su televisor, cómo las reinas fingen cada gesto, para después imitarlas a su manera. Y por último el abuelo, un cocainómano pornoadicto, franco y descarnado, que entrena a su nieta para ser reina de una manera bastante particular. En fin, una familia típica, con la cual el cocktail fílmico es de lo mas divertido, tierno, dramático, duro y único, que he visto desde hace mucho. Por eso entra en mi lista de afectos, y por eso no sigo hablando de ella, para que se animen a verla.

miércoles, diciembre 13, 2006

Noticias desde el sur

CARTA AL VIENTO


Querido viento,

Resulta que Puerto Madryn no es un lugar inhóspito como temía, sino en cambio una ciudad que aunque pequeña cuenta con restaurantes, pizzerías, tiendas donde se sirven elegantes tés galeses y bueno, hasta un hotel boutique. Así que no tiene nada que ver con el moridero en medio del desierto que me esperaba. Pero es que después de andar 1.600 kilómetros por una carretera que se hacía cada vez más estrecha, divisando el mismo paisaje que no se cansaba de repetirse hasta la nausea, es muy difícil imaginar que se llegará a un lugar con tantas comodidades. Tal vez sean mis recuerdos de lugares en Colombia, los que contaminan mis expectativas de cuanto lugar visito. Sitios donde la energía llegaba por horas, el calor te sumía en un sopor que no te dejaba pensar en otra cosa distinta que !AGUA!, y tantas otras pequeñas calamidades que en últimas reforzaban el hecho de que te encontrabas lejos, lejos de lo que conocías y te era propio, de la seguridad del hogar. Pero en Puerto Madryn eso no pasa, aunque sea el punto más austral en el que he estado, eso no me pasa.

Buenos Aires es enorme, no te das cuenta de sus dimensiones hasta que tienes que salir de ella, y pasas horas en la ventanilla de un bus de dos pisos viendo cómo los edificios se suceden uno tras otro, sin más en el horizonte que esos mismos edificios para mirar. No da lástima dejarla, pero te deja con ganas de más igual, puede ser como una adicción.

Mañana iremos a ver ballenas y otros animales de mar que suelen estacionarse por estos lares, para fortuna de los habitantes de esta ciudad sin atractivo mayor que el mar, que siendo justos, es siempre un atractivo mayor. Después iremos más al sur, hasta que nos cansemos de ser turistas y se nos acabe el dinero, cosas que anticipo sucederán simultáneamente.

Creemos que nos robaron la cámara, pero yo guardo la esperanza de que la hayamos dejado en el apartamento de recoleta donde nos quedamos (los que conocen sabrán que recoleta es un barrio cheto, y lo nombro sólo por joder), Carlos en cambio quiere creer que se la robaron unos argentinos que iban en el mismo bus, y así poder aumentar su odio hacia los chirris, como él los llama. Pero yo sé que no son muy serias sus acusaciones, de todas formas da rabia no poder tomar fotos y culparlos a ellos es siempre mejor que culparse a uno mismo. Pero no será la primera vez que no tomo fotos, esas emulas del recuerdo que tienden a ponernos tristes, aunque hasta depronto me animo y compro una descartable, no sé.

Estamos en Puerto Madryn y la playa nos espera para una caminata nocturna.

Chau.