miércoles, mayo 27, 2009

Fatiga

Hace unos días entré a revisar el correo y me encontré con un mensaje nuevo. El remitente era last.fm, una página para escuchar música donde tengo un perfil. Siempre que llega un mensaje de un remitente inusual me alegra un poco el día, así que corrí a abrirlo. Decía lo siguiente: Viejo Irving, lo necesito en el msn!
Era William, más conocido como Zee en el mundo internetiano, el que necesitaba de mi presencia virtual. Lo conozco porque es un amigo de mi novio y nos hemos cruzado un par de veces. Aunque no llega a ser uno de esos contactos fantasmas del msn, tampoco es uno con el que hable mucho. Cuando hablamos es generalmente por algún arrebato de comunicación de alguno de los dos; o yo por comentar su foto del msn o él para preguntar por conocidos en común. Cosas así.
Fui al msn a ver de qué se trataba el nuevo arrebato. Para mi sorpresa era para ayudar en una publicación. Sobre qué, le pregunté. Me dijo que era algo sobre homosexualidad y vida cotidiana, un proyecto para ayudar a combatir la homofobia. Le pedí que me aclarara más la idea. Me habló de flickr, de artistas gay que retratan su vida cotidiana desde allí, de blogs y páginas autobiográficas. Quería que lo ayudara a buscar textos. Le contesté que aunque no entendía bien qué quería, me pondría a hacer la tarea, y así fue, me puse a buscar textos en esas páginas que alguna vez visité, cuando me interesaba ver qué hacían otros gays de sus vidas e Internet era la mejor manera de experimentarlo.
La búsqueda fue infructuosa, muchas de las páginas que visitaba entonces ya no existen, y las nuevas que fui encontrando no eran lo suficientemente sustanciosas como para animarme. Aunque hay muchos textos, la mayoría son relatos directamente dirigidos a lograr una erección en quien los lea, y si no hubiera estado haciendo la tarea que me encomendaron, con gusto me hubiera quedado un rato en ellos, pero no era lo que buscaba. También encontré interminables confesiones de lo difícil que es ser gay, de lo divertido, lo peligroso, y en fin, de eso que tampoco buscaba. En especial lamenté la pérdida de una página: Cojidos y tatuados (así, con mala ortografía), que tenía muy buenos textos sobre la movida de los homosexuales que se negaban a pertenecer a eso que los medios empezaban a llamar “la cultura gay”, donde el rosa, el diseño, la moda, la decoración y el arco iris predominaban. Esta página mostraba un lado más oscuro pero paradójicamente más colorido de lo que implica que a uno como hombre le gusten más las vergas que las conchas.
La ausencia de páginas como esta me llevó a pensar que aunque las nuevas generaciones crecen con más libertad de elegir qué quieren hacer de su vida sexual y sentimental, hay aún una necesidad de llamar a la diferencia con una etiqueta, y afiliarse a una ideología resulta siempre más fácil que decir yo soy esto, y soy único. Es así como muchos blogs de adolescentes se llaman La vida de un adolescente gay, o, Diario de un chico gay, o cosas por el estilo. La misma idea de hacer una publicación gay es abiertamente ideológica, y aunque no me molesta que así sea, pues entiendo que aún falta ahondar en esa lucha política, no deja de ser extraño que la reivindicación no vaya ligada a un discurso más amplio que no involucre sólo la sexualidad de unos tantos, sino la manera en que la sociedad occidental contemporánea se acerca a ella. Y con esto me refiero a que si por mi fuera, el discurso de género lo daría por descontado, y empezaría a involucrar la pregunta implícita que circula en chats, foros y mensajes de texto aquí y allá , y es la de ¿Qué tanto sabemos de nosotros mismos? ¿De nuestro cuerpo?
Pero me estoy yendo para otro lado y lo que se me pidió en principio fue tan sólo buscar textos y como no encontré nada que me interesara me puse a escribir uno sobre esa búsqueda infructuosa. Pero sería muy injusto si no nombro lo que sí encontré, una publicación que desde hace unos año es un punto de referencia importante dentro de lo que considero es el pensamiento homosexual independiente, y que reúne en unas cuantas páginas bicromáticas lo rosa y lo oscuro de la vida gay: la revista Butt, un magazín de factura impecable, altamente contestatario, que muy a mi pesar circula sólo en ámbitos reducidos. Allí es posible encontrar fotos y entrevistas desenfadadas que hacen pensar en la palabra Explícito, como una categoría pornográfica que no tiene cabida en un contexto sin doble moral, como la que propone esta publicación. Los textos que se encuentran en la Butt abordan la sexualidad sin ideologías, tan sólo por lo que es, una necesidad humana. No hay géneros, hay humanos que se comportan sexualmente, que tienen necesidades y las satisfacen o no, que viven y cuentan su vida. Eso es todo.
Creo que la homofobia existe en la medida en que existe la exclusión como método de control social, no es la homofobia en sí el problema, sino el miedo a ver las cosas desde cerca y aceptarlas como son. Me gustan los escritos que aún teniendo el componente sexual explícito, no tienen una posición de género.
¿Qué más puedo decir? Vivo con mi novio e intentamos renovar eso que nos hizo juntarnos día a día, como creo hacen las demás parejas. Somos abiertamente gays en el sentido en que manifestamos nuestros gustos sin inhibiciones y ocasionalmente participamos en algún tipo de activismo, más de contenido que de forma. Nos reímos de los convencionalismos e intentamos derrumbarlos en nuestra vida cotidiana, como filósofo él y como músico yo. Y eso es todo.