domingo, febrero 08, 2009

Conversaciones con Dios

En una de mis charlas con Dios le pregunté acerca de la vida, específicamente por la mía. Me dijo que no me preocupara. Su respuesta a decir verdad me preocupó un poco, así que le pregunté por qué no debía preocuparme, me dijo que él lo haría por mi. Le dije que no lo hiciera. Pero si no es ninguna molestia, es mi trabajo, respondió. No me habías dicho que tu trabajo era dedicarte a ver lo que habías creado, le dije desconcertado. Sí, pero te mentí, dijo sin más. ¿Para enseñarme el significado de la mentira? Pregunté algo enojado. No, por divertirme, respondió. ¿Y te divirtió? Pregunté. No, ahora vete que quiero estar solo, dijo secamente. Me alejé pensativo y maldiciendo. No sé ni para qué vengo a visitarte, le grité desde lejos. Yo tampoco, respondió dándose la vuelta.