miércoles, junio 20, 2007

Robira

Con nosotros vive una señora, se llama Rosa, tiene dos hijos, y viene de un pueblo que nunca antes habíamos oído nombrar. Ayer estaba muy preocupada, pero igual se las arreglaba para hacer el almuerzo, limpiar aquí y allá, preguntarnos si necesitábamos algo; así llevara por dentro todo un raudal de conflictos y preocupaciones. Rosa tiene dos hijos, ambos viven con su abuela en el pueblo. Desde la semana pasada uno de sus hijos está tosiendo, tiene dos años, y al parecer todo lo que come lo vomita. Para ella y sus familiares el niño tiene tos ferina. Rápidamente fui a Internet y busqué. Es una enfermedad grave que puede causar la muerte, muy contagiosa, causada por una bacteria. Le pregunté a Rosa que hace cuanto el niño venía con esos síntomas, me dijo que desde la semana pasada. Mi siguiente pregunta fue la natural de un ser citadino de buenos recursos, ¿y por qué no lo han llevado al médico?, su respuesta fue desconcertante pero al rato la entendería. Porque están en un velorio. A la enfermedad se suma la muerte. En ese momento no entendía cómo un muerto podía ser más importante que un vivo, seguí preguntando. ¿Y no hay nadie que lo pueda llevar?, mi mamá, pero está enferma, respondió secamente. Le pregunté si a su hermano lo habían matado, me dijo que no, que se había muerto. ¿Y cuantos hermanos tiene Rosa?, le pregunté, para saber por qué la muerte de su hermano parecía no importarle, veintiocho, respondió, aunque poco después corrigió y dijo treinta, tras hacer una rápida suma mental.

Rosa estuvo pensativa todo el día, su hijo estaba enfermo, y ella, la única persona a quien le importaba su salud, no podía hacer nada por él. La oí hablar con alguien del pueblo, impotente, llorando.

Al parecer hoy sí pueden llevar al niño al hospital. Rosa se levantó temprano, y aunque no me ha pedido que le preste el celular, sé que necesita saber qué pasa allá, pero tiene miedo.

Antes las familias tenían muchos hijos, no sólo por falta de anticonceptivos, sino para asegurar que alguno quedara vivo, pues la vida, aunque parezca increíble, valía menos antes. La muerte y la enfermedad eran lo único seguro. Yo creía que eso ya no sucedía, pero no, eso sucede ahora, no es cosa del pasado. La vida en el campo colombiano sigue sin tener valor, por eso las horrendos crímenes paras no pasan de ser una estrategia política, una estadística con la que ahora negocian, como si la vida fuera un producto.

Espero que el hijo de Rosa se mejore, ella sabe que su vida sí es importante, por eso está trabajando con nosotros y está lejos de él, para poder mandarle dinero a su mamá y así permitirle tener bien a sus hijos, pero desconfío de la voluntad de los del pueblo, están tan acostumbrados a ver morir, que ni siquiera piensan en los vivos. Le voy a decir a Rosa que llame y acose, que pa eso hay minutos, no quisiera verla llorar por algo evitable.

Punto aparte.

Cuello Baute, el representante homofóbico y resentido, escogido por influencia y sangre para, insinuó que podía haber "honorables" impedidos para votar la ley que garantizaba ciertos derechos a los homosexuales, aduciendo que no quería ver fotos de ellos haciendo de Drag Queens en la caracas. Hay que aclarar que los que se paran en la caracas no son Drags, sino transexuales y travestidos, y que así hubiera "honorables" Drags, no estarían impedidos para votar dicha ley, como no lo estaría un fumador al votar contra la ley que aprueba la prohibición de fumar en lugares públicos. Siempre hay un interés tras cada proyecto de ley, y ese interés es de quienes lo presentan, sería estúpido que fuera de otra forma, pero los impedimentos no se manejan como cree el señor Baute, pues de ser así, tambien estarían impedidos de votar los abiertamente homofóbicos, como él, ya que hay un interés personal de que no pase el proyecto. En fin, absurdos de la democracia. Lo cierto es que un impedimento se aplica cuando hay un interés que involucre directamente a la persona y gente cercana esa persona. En este caso el interés va mucho más allá, involucra a una comunidad heterogenea (que paradójico no?) y grande. Igual el proyecto no pasó, para felicidad de Baute, que repito, fue elegido por influencia para, para-dójico.

domingo, junio 17, 2007

Nueva Cork

Lo siguiente iba a ser un comment (comentario), pero se alargó más de lo que quería y terminó siendo un post (??????). Bueno, acá está:

Yo en cambio creo que, si hay algo que tiene para ofrecer la cultura anglosajona, es excelente música, excelentes escritores, artitas y artistos, cineastas, y no veo por qué privarme de todo aquello. Entiendo que haya un motivo ético, digamos, detrás de esa decisión, lo cual no significa que sea plausible per se. El hecho de que podamos escuchar música no anglosajona, de África (en todo su eclecticismo y extensión) de Asia, de islas perdidas en el pacífico, se lo debemos en parte, al interés de anglosajones como Peter Gabriel, a quien le dio por fundar el sello Real World, para grabar músicas de lugares donde no había llegado la tecnología de grabación, también debemos privarnos de esas grabaciones?. El mercado musical, no sólo el netamente comercial, sino el del intercambio de saberes: músicos de todas partes que viajan, dan a conocer su música, enseñan y aprenden, se lo debemos al impulso de sellos gringos o ingleses, al interés de músicos de allá por músicas de acá. Es decir que si hoy podemos ir a Tower Records (empresa gringa en extinción) y comprar un disco de música de la isla de Java, y descubrir todo ese mundo musical no anglosajón, es por culpa de esa idea (anglosajona) de comercializarlo todo, hasta la cultura. Ravi Shankar se hizo famoso en occidente gracias a los Beatles y a Yehudi Menuhin, aunque fuera ya una celebridad en la india. El fenómeno de la World Music, es netamente anglosajón.

Si yo rechazara esos productos culturales en este momento, estaría rechazando también buena parte de lo que soy, y jugaría el papel de quien desde una imposición social, rechaza todo un mundo de posibilidades a priori. Ya sé que suena extraño que una imposición social pueda ser la mamerta antiyanqui, ya que esta pelea contra las otras imposiciones sociales, como la anglosajona vendelotodo, pero en últimas también lo es, porque propende a la exclusión, al rechazo (de todo lo anglosajón porque sí, por ejemplo). En cuanto a cuestiones políticas, sociales, militares, de mercado y financieras, hablamos de otra cosa, y ahí sí tenemos que hacer algo, no comer callados.

Para rematar, creo que pretender escaparse de la influencia cultural anglosajona a estas alturas, es imposible, la tenemos bien metida en el cerebro, pero eso no quiere decir que seamos ellos, o que queramos serlo. La cuestión de cómo ellos influyen en nosotros y nosotros en ellos no es lineal, ellos no son los únicos capaces de vender cultura, ni nosotros somos todos unos borregos que creemos que hablar inglés es mejor que hablar español, que ser rubios es más estético. En fin, da para mucho esta discusión, y justo ahora que estoy en crisis, y que viajo a Nueva York (el Word me corrige y cambia el York por Cork, lo hizo de nuevo).