viernes, noviembre 23, 2007

Libro de caras

He vuelto a saber de gente del pasado. Gente que conocí y que pensé, nunca volvería a ver. Pero han vuelto. Llegan y escriben un par de cosas; nada muy comprometedor, nada muy específico, nada muy interesante, nada especial. Ponen fotos para que los demás las vean. De sus viajes, de sus fiestas, de sus lugares, de su gente, de sus caras interrumpiendo la vista de un edificio de esos que parecen importantes, por lo de imponentes, pero que en últimas sólo guardan infamias. Ya empiezo a irme por las veredas, así que me atajo y vuelvo a la carretera provincial, que aunque llena de huecos, me puede llevar a alguna parte. Ponen fotos y comentan, algunos ríen de esta forma: jajajaja, hehehehe, jijijiji (los más timidos). Preguntan algo y se van. Yo he intentado responder a esos arrebatos de pasado repentino, a esas ganas de no pasar en vano, de querer ser recordados. Pero aún no estoy convencido. Creo que hay gente que se pone feliz con un: si, me acuerdo de ti, o de usted, o de su cara, pero donde es que nos conocimos? No, a esa pregunta no se tiene derecho, el sistema lo hace todo. Te recuerda el nombre, la cara, el lugar de procedencia, el tipo de relación que tuviste con la persona, si fueron amigos, novios, simples conocidos circunstanciales (los más) donde vive actualmente, con quien sale, qué le gusta tomar, comer, vestir, hacer los viernes en la noche, qué pelis, qué música, en qué lugares prefiere el sexo y el estado de ánimo del momento. Es lo más cerca que podremos estar del otro, y con eso parecemos contentarnos. O más bien, es lo que el otro quiere mostrar de sí mismo, a lo que nos quiere acercar. Lo que nos aleja es todo lo demás, pero no nos damos cuenta. La fotos que no muestra, las cosas que no dice, las risas que nunca fueron.


Datos, imágenes, nada muy comprometedor, nada muy personal, nada. Eso es facebook, un libro de caras, y no pretende ser nada más. Pero yo sigo en las mismas, como cuando miro un retrato, quedo con lo que yo quiero ver de él. A veces me aburre, a veces me “entretiene”, a veces me da miedo.