lunes, octubre 09, 2006

Lo aleatorio

Anoche leí esto, y no sé por qué, pero sentí cada palabra. Lo comparto ahora, que vengo de un concierto de música contemporanea, donde viejas aristócratas, se creían en el Carnegie, o en el Royal Albert Hall, o en La Scala, o en el Colón de Buenos aires; pero no, estaban en un pinche concierto que nada tenía que ver con ese aire patricio de sus vestimentas, de hecho la propuesta musical se burlaba de aquello, aunque la seriedad de los músicos hacía parecer que nadie entendía nada de nada.

fue uno de esos conciertos que lo ponen a uno en la penosa disyuntiva de salir corriendo, o esperar por el vino del final. Yo me quedé por el vino, y durante el concierto pensé en otras cosas.

En la última pieza, de Cage, los músicos fueron saliendo uno por uno, a lo Haydn, y después que todos se fueron, quedó sonando lo del compu. Le dije a mi compañero de al lado -ahora falta que se vaya el compu-. Sólo imaginármelo valió mas que el vino posterior.

Y ahora sí por lo que me metí. Ahí les va.

Las palabras escritas dan miedo.
Siempre he pensado que cuando se escribe se exterioriza el ritmo del alma; cuando se habla se miente; cuando se escribe, no. No es posible. Es como sacar al exterior algo vital y horroroso, como un órgano aplastado sobre el papel.
Poner un hígado en un sobre y enviarlo: eso es escribir cartas.


Simona Vinci

Nada más que agregar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Escribir como vomitar. La expulsión irreprimible. Y con los emails, se suma la compulsión de un simple clic para consumar el acto de impudor. Mientras dudas sobre el riesgo de comunicar tu íntima verdad, tus entrañas, autónomas, gatillan el dedo que te expone y te acusa.. ¡Clic! y le has regalado a alguien la tenebrosa lupa en que ve como te retuerces.

alcabanzo dijo...

Lo del vino me recordó el concierto de Luciano berio en la sala de LA Tadeo. Tal vez le conté. Adelante mío había unos adultos mayores, por no decir viejos, que sólo oyen interpretaciones de Beethoven anteriores al siglo XVI... je je. Se miraron con cara de asco y casi les da un ataque cardiaco...
Por otro lado, dos invitaciones:
Una conferencia sobre "semántica" musical el martes 24 a las 9:00 en el Fesitval del Nogal, la cede de música de la pedagógica... este martes.
Y esta noche, algo más popular y menos académico...
En la noche de este sábado, Gudalupe en vivo


Lugar: El Cavernario Galindo

Calle 20 # 3 - 29


Cover $6.000

Jorge dijo...

Podria estar robándome el escrito de Simona... obviamente q no hay nada mas que decir, aunque no tenga la mas mínima idea de quién es la señora.

Irving dijo...

Bueno, Simona Vinci es una escritora italiana que vine a descubir cuando estaba por alla y a alguien le dio por leerme un cuento suyo. Que yo sepa tiene dos libros publicados, uno de cuentos, de donde saqué ese fragmento, llamado "En todos los sentidos, como el amor" y una novela, muy inquietante, llamada "De los niños no se sabe nada". Los dos libros se consiguen mas o menos fácil, la editorial es anagrama.

Recomiendo en especial el de cuentos.

Anónimo dijo...

Sofía Natalia:

Yo, de ponerme en las cartas, ahí, toda aplastadita, no me ha ido tan bien. Es que toca tener como cuidado, ¿verdad? No vayan a examinarlo a uno como corazón de vaca en clase de anatomía, y luego, ¿dónde termina?

¿Dónde?

Escatológicas y entrañables, por lo de entrañas, las palabras (incluso las habladas, incluso).

Chau, pescau.