martes, noviembre 18, 2008

Hombres de sal

Al caer la tarde los hombres vuelven a sus casas. Llevan sal en todo el cuerpo, impregnada a cada poro. Las mujeres los reciben con pescado frito y arroz con coco. Cuando el pueblo finalmente cae en el abismo del sueño, sin que nadie se de cuenta, el viento entra y se desliza suavemente por cada habitación, despojando la sal de esas pieles quemadas. Con paciencia de viento, arruma en un montículo la sal recogida durante la noche y se marcha al mar. Cada mañana los hombres ven emocionados cómo una nueva pila de sal nace de la nada, y rezan al dios del agua por bendecirlos con tanta abundancia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

very very hot...

Anónimo dijo...

Puedo verlo al leer...q bonito

Anónimo dijo...

Qué lindo, se me hace una parábola acerca de cómo mucha gente cree que le es dado como un don, lo que ellos mismos consiguen con mucho esfuerzo.

H