domingo, marzo 26, 2006

Respuesta a un artículo de El Tiempo

La siguiente es una carta que le envié a la señora Angela Marulanda, en respuesta a su artículo del domingo.

Después de leer su artículo sobre la adopción en parejas homosexuales, me vi abocado a escribir una respuesta a sus opiniones. Las razones son sencillas: soy homosexual, y no estoy de acuerdo con sus puntos de vista, que creo caen, en eso que en su primer párrafo usted llama falta de argumentos, y para no distorsionar la cito:

"Creo que un motivo por el cual es difícil resolver si es o no apropiado que se apruebe la adopción para parejas homosexuales, es que las razones en pro y en contra no se sustentan"

Frase que pensé tendría que ver con su escrito, sustentaría su opinión, fuera la que fuera, pero que muy a mi pesar es sólo el comienzo de un confuso texto, donde lo único que queda claro es que quien lo escribe tiene problemas para aceptar otras realidades diferentes a la heterosexualidad, y creyéndose un modelo, opina sobre cosas que no entiende, por ignorancia o prejuicios.

Voy por partes. Usted dice que tener hijos no es un derecho sino una capacidad con que nos privilegia la naturaleza. Hasta ahí todo está claro ¿Pero no iba acaso a hablar de la adopción?, ¿no es ella un derecho para aquellos a quienes la naturaleza no los privilegió con la capacidad para tener hijos? Claro, usted dice que igual la adopción es un privilegio, al cual sólo acceden personas que cumplen con una rigurosa lista de requerimientos. Pero este, lejos de ser un privilegio "natura" tiene que ver con su capacidad económica y el deseo de hacerlo, entonces pensar en la concepción y en la adopción en los mismos términos es altamente inadecuado, en vez de aclarar, confunde.

Entre los requisitos que usted menciona para poder ser candidato a la adopción, están la edad, su posición económica y su salud mental. Dice usted que no sólo a los homosexuales se les niega ese derecho, sino también a los muy jóvenes o muy viejos, a los pobres y a los enfermos mentales, pero en ningún momento sustenta el por qué de esas decisiones y cómo repercutiría en el niño el que sus padres adoptivos tuvieran esas características, se conforma con dar por argumento su simple mención. Pero no me dejo confundir, una cosa es ser pobre o enfermo mental, y otra ser homosexual. Es apenas obvio que una persona con escasos recursos económicos no pueda satisfacer a cabalidad todo lo que un niño necesita para su crecimiento, y que por lo tanto sea una causa para negar el derecho a la adopción. Si se está enfermo de la cabeza, tampoco se puede garantizar la estabilidad emocional que necesitaríaa un ser que crece aún. Pero en ningún momento, su artículo se refiere al caso específico de la homosexualidad, ¿no cree usted que una pareja de mujeres, con estabilidad laboral, deseos de conformar una familia, y la estabilidad emocional exigida a los heterosexuales, está en la misma capacidad de criar y darle a un niño o niña el afecto, educación y bienestar necesarios, que una pareja heterosexual?

Ahora bien, la pregunta que en verdad es relevante debe enfocarse hacia las necesidades de los niños. Y para no entrar con maniqueos en el tema, ir a nuestras infancias y ver que pasó allí.

¿Que modelo de familia se propone para que tipo de niños?, ¿estamos basando esos modelos en lo que creemos le hace bien a un niño o en la aceptación pasiva de un paradigma que poco tiene que ver con la sociedad y las relaciones en nuestro contexto?

Continúa usted diciendo que además de los requerimientos que usted cita, hay otro, inventado por usted al parecer, y que tiene que ver con la idea de masculinidad y feminidad, la cito:

"los padres y las madres, son modelos que les confirman su masculinidad a los hijos y su feminidad a las hijas, lo cual no pueden hacer los homosexuales"

"Así como una persona invidente no tiene el privilegio de conducir un auto, o un diabético tampoco lo tiene de comer lo que comen todos, los homosexuales tienen la limitación de no poder ofrecerle al hijo una imagen definida del género masculino ni del femenino, porque no son ni lo uno ni lo otro"

Aparte del sesgo tremendamente homofóbico de las frases anteriores, en donde insinúa que la homosexualidad es por un lado una incapacidad física y por otro una enfermedad, creo que es indispensable aclarar que no es ni lo uno, ni lo otro. Además su desconocimiento de la realidad de los homosexuales la lleva a pensar que son personas que no se identifican con un género. Nada más falso.

Haría falta aclarar que según eso, hay una idea general de lo masculino y lo femenino, ¿pero cual es? ¿Y es esa idea necesariamente importante?

Yo crecí en una familia de padres heterosexuales, al igual que la mayoría de mis amigos homosexuales. La conclusión lógica de esto es que la sexualidad de los padres no influye en el comportamiento sexual de los hijos, y por lo tanto no es suficiente razón como para negarles a dos personas con el deseo y la capacidad económica, su derecho a conformar una familia.

Pero su sarta de frases intolerantes no para ahí (es un artículo del periódico más importante del país). Cito de nuevo:

"Por otra parte, a pesar que las series de tv muestran a las parejas homosexuales como ideales, me pregunto si esa armonía es posible en familias conformadas por quienes han tenido que padecer el repudio de la sociedad y a menudo el de sus propios padres"

Acá es evidente que quien escribe esto tiene serios problemas para enfrentar su repudio y hacer parecer su texto "un intento de comprensión" y se convierte en una prueba de sus más sinceras aversiones, odios y temores. Pero bien sabemos que aunque es válido decir lo que uno piensa, no se puede pretender transformar una sociedad a punta de esos odios, de esas aversiones, de esos temores. Porque se estaría formando una sociedad temerosa y con odio. ¿Usted propone que el remedio a ese repudio sea vulnerar los derechos de quienes son repudiados? Eso no tiene el más mínimo sentido.

No cree usted que aceptar la adopción de parejas homosexuales, en vez de fomentar ese rechazo y ese estigma del que usted cree somos víctimas los homosexuales ayudaría a tener una visión más real de lo que en verdad significa ser homosexual, y por lo mismo atenuar el rechazo y la estigmatización.

Lamento que artículos como el suyo tengan la difusión de un periódico tan importante, y que eso que usted piensa pueda ser leído por tanta gente. Creo que desinforma y promueve amable y confusamente lo que en apariencia rechaza. Aunque tengo que reconocerle que sí, está sustentado como a usted le gusta, pero sustentado en el rechazo, la estigmatización, el odio, el repudio y por consiguiente en la estupidez. Pero no es nuevo para mi eso, ya sabía que esta es una sociedad estúpida y es apenas obvio que personas con la incapacidad natural de entender, pretendan ser modelos. ¿Una lástima no le parece?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con respeto y básicamente de acuerdo con los planteamientos de Irving, me permitiré agregar algo con la pretensión de enfocarlo “desde el punto de vista de los niños”.
Pero antes de eso, quiero decir que su posición resultará más favorecida si la desliga de ciertas descalificaciones no argumentativas, como “incapacidad natural” de una persona o “sociedad estúpida”.
Como padres de hijos adoptivos, con mi esposa hemos constatado –felizmente- que es posible crear una familia real, basada en el amor y la naturalidad de las relaciones entre sus integrantes. Desde que tuvieron posibilidad de entenderlo ellos supieron de su adopción, y nada impidió que nos asumieran como sus verdaderos padres. Pero hubo algunas dificultades ligadas, posiblemente, a la percepción de cierto grado de excepcionalidad, debida al hecho de que la casi totalidad de sus compañeros y amigos no fueron hijos adoptivos. El contexto social influye en esa percepción, que parece importante en los niños y adolescentes para quienes un buen desarrollo de su personalidad pasa –en parte- por la posibilidad de reconocerse como similar a los integrantes de su grupo de referencia. Si en una comunidad y un tiempo X hubiera muchos niños adoptados por parejas homosexuales, ellos no tendrían las dificultades surgidas de un sentimiento de excepcionalidad que podrían tal vez experimentar como “Si (casi) todos mis amigos tienen papá y mamá, ¿yo por qué tengo 2 papás -o 2 mamás?”. En resumen, quiero decir que mientras haya poquísimos niños en esta situación, ellos se sentirán diferentes, y esto les podría causar problemas de mayor o menor importancia en su desarrollo personal, según cómo sean manejados. (Recuerdo el caso de una niñita en cuyo curso había muchos compañeros hijos de parejas divorciadas, que se sentía rara porque casi todos ellos tenían 2 casas, 2 papás y 2 mamás, etc.). Obviamente, si la norma en una comunidad fuera el maltrato, la prescindencia, el abandono afectivo, la torpeza o falta de sensibilidad…, nunca sería preferible que un niño se identificara con sus amigos por encontrarse en tal situación. Para que haya menos excepcionalidad, sin embargo, en el caso al que nos referimos, debría ir aumentando el número de adopciones por parte de parejas homosexuales, y para que esto suceda, deben ser admitidas socialmente primero, y luego legisladas. Para esa aclimatación social, que sólo puede llegar junto con muchos otros avances ideológicos y políticos en nuestra “estúpida sociedad”, toca desarrollar batallas persuasivas y bien argumentadas, intentando poner a mucha gente del lado de unas ideas fuertemente cuestionadoras, incluso dentro de posiciones políticas e ideológicas más avanzadas que aquéllas complacientes con las inequidades actuales.

Irving dijo...

No sé, creo que me puse algo solemne con el tema, pero es que me dio rabia leer ese artículo y no me quise quedar callado. Por eso caigo en errores argumentativos y esas cosas, pero no me impoportaba tanto, me interesaba ante todo formarme una opninion contraria, porque no estaba de acuerdo con eso que leí. Yo creo que la excepcionalidad no debe ser vista como problema, y el reconocimiento de grupo debe irse enfocando hacia otras partes, más hacia la convivencia que hacia las diferencias. Si reconocerse en un grupo implica suprimir la diferencia, seguir un único modelo, es evidente que hay algo mal en el concepto. Es obvio que seamos distintos, pero pensar en eso como razón para excluir es lo equivocado, y precisamente es en una sociedad abierta, libre de maniqueos morales, consciente de la diferencia, donde se puede llegar a algo más ineteresante respecto a las relaciones humanas, opinar y ver posiciones es un comienzo, pero cuando además se pretende ser un modelo ya no me gusta la cosa.

Anónimo dijo...

"la excepcionalidad no debe ser vista como problema". Es cierto. Pero hay que evitar que lo sea DESDE LOS SENTIMIENTOS del niño puesto en situación excepcional. Sin embargo, que la sociedad o la ley le diga a alguien "no puedes tener hijos", si esa persona (o par de personas) es capaz de cuidar, criar, sostener, educar, querer a un niño o niña en su desarrollo, me parece ahora (antes no pensaba así) una arbitrariedad brutal.