jueves, diciembre 29, 2005

Antes de abordar

La locuacidad reclamada ha sido recuperada. Pero el tiempo no es mucho y primero estaban las cartas debidas. Quedan diez minutos en el contador de este computador desde donde escribo, en el aeropuerto de Lima, sorprendentemente eficiente e inmaculado. Tengo entendido que se lo dieron en concesión a una empresa italiana y ahora es lo más parecido a un aeropuerto europeo. Lo malo: que al salir te cobran por todo vuelo, nacional o internacioneal, un impuesto. Aunque no tan abultado como el colombiano, que ni eficiente ni inmaculado, y orgullosamente nada europeo. En fin. Tengo muchas cosas que decir y termino hablando del aeropuerto. Prometo extenderme suficiente la próxima vez y hablarles de los aromas del Perú, de sus paisajes marcianos, su comida exquisita y su pobreza sobrecogedora. Ahora sólo espero que la señora que atiende me diga que es hora de pagar la hora de internet más cara del Perú y después podré irme a esperar, leer a Ray Bradbury y ver pasar turistas multicolores, es hora...

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